Aprende a decir no a tus hijos pon limites para que te respeten

Los padres usamos demasiadas veces la palabra «no», sin ser conscientes de que tantas negativas podrían afectar al desarrollo emocional de nuestros hijos, mermando su autoestima, cortándoles la libertad y frustrando su capacidad de decisión y acción.

Aprende a decir no a tus hijos

El «no» es una de las palabras más fuertes, poderosas y potentes que tenemos en nuestro vocabulario.

Es una palabra que transmite ideas inquebrantables y que lleva aparejado un sentimiento de rechazo y coacción.

Los padres usamos demasiadas veces la palabra «no», sin ser conscientes de que tantas negativas podrían afectar al desarrollo emocional de nuestros hijos, mermando su autoestima, cortándoles la libertad y frustrando su capacidad de decisión y acción.

Pero, decir «no» a veces se hace necesario por lo que conviene saber cómo hacerlo sin que nuestro mensaje resulte autoritario o agresivo; ofreciendo alternativas y buscando formas positivas y constructivas de transmitir una idea.

Ni «sí» ni «no». En el término medio está la virtud

¡Cuidado con el empleo excesivo de ambos términos!

Hay padres que siempre dicen «sí» a todo lo que sus hijos proponen o piden.

Este sería el extremo opuesto, pero, según los expertos, resulta igual de dañino a nivel emocional que el empleo abusivo del «no

Los niños necesitan escuchar a veces un «no» por respuesta porque es algo a lo que se enfrentarán con frecuencia en su etapa adulta («no» a una cita, «no» a un crédito, «no» a un puesto de trabajo, «no» a un ascenso…).

Un niño que sólo conoce el sí, se sentirá frustrado y confundido ante una repentina negativa, aparte de vivir una realidad sin límites que no será la que encuentre cuando crezca.

Pero si por el contrario nuestros hijos sólo están acostumbrados a escuchar el «no» de nuestros labios, crecerán creyendo que todo lo que les rodea es malo, negativo, peligroso…

Su capacidad de decisión se verá afectada e influiremos de forma negativa en sus vidas.

Los niños necesitan entender el porqué de las cosas, cuanto más si se trata de una prohibición o una negativa a un deseo.

Por ello, se paciente y explica los motivos de tu «no». De esta forma te entenderá y asumirá mejor tu decisión.

Por ejemplo: si tu peque quiere subirse a un árbol, no se lo prohíbas sin ninguna explicación porque, probablemente, no entienda ni vea las consecuencias que su acto podría tener.

Si en cambio le explicas con detenimiento que a los árboles no hay que subirse porque podría caerse y hacerse daño, le ayudarás a entenderlo mejor.

Así que, en este punto, como en casi todo, en el término medio encontraremos la virtud.